En la primera semana de la COP16, la Zona Verde recibió más de 527.000 visitantes, triplicando la meta inicial de 150.000 asistentes. En el Bulevar del Río se observó un promedio diario de 70.000 personas. La Casa Empresarial y el Edificio de la CCC continuaron siendo puntos clave con numerosas actividades y participantes.
Cali tiene una oportunidad histórica para ser un referente internacional de desarrollo y urbanismo sostenible. Más allá de las expectativas exageradas o las críticas generadas, lo cierto es que la COP16 de Biodiversidad tiene potencial para definir un nuevo rumbo para la ciudad; como ha ocurrido con las sedes de cumbres globales de medio ambiente que han logrado articular a los gobiernos, las empresas y la ciudadanía para que el legado perdure.
Desde julio, para los 488 años de Cali, la Secretaría de Turismo puso a rodar el bus panorámico en la capital del Valle con recorridos guiados. Esto, con el objetivo de la reconciliación de su territorio. Y en medio de la COP16, el bus ha seguido prestando sus servicios de forma gratuita para los visitantes de la ciudad.
Aunque a inicios de la COP16, la Zona Verde ubicada en el centro de Cali esperaba 150.000 visitantes, cifras del Ministerio de Ambiente señalan que hubo un registro de más de 900.000. Adicionalmente, se realizaron ventas por más de $300 millones en los negocios verdes, y hubo más de 3.000 empleos generados. También se registraron más de 40.000 personas en espacios académicos.
La COP16 fue un punto de inflexión para Cali. El evento sobre biodiversidad más importante del mundo fue una bocanada de aire fresco para una ciudad que trabaja fuertemente por reconciliarse y que pudo encontrarse colectivamente en torno a un mismo propósito.
Fuimos elegidos como sede de la COP16 con solo ocho meses para prepararnos, pero asumimos con mística la responsabilidad más grande de la historia de Cali, poniéndonos a punto, en tiempo récord, en infraestructura, servicios, cobertura y capacitación.
Terminó la COP16 con balances buenos, malos y feos. Los buenos para Cali, su administración y la percepción de ciudad-región; los malos para los tecnócratas, burócratas y líderes medioambientales de todo el mundo que avanzan, pero no a la velocidad que el asunto crítico de la conservación requiere; y los feos para los políticos, líderes, formadores de opinión y malquerientes profesionales, quienes siempre apuestan a que todo salga mal en el país que les da de comer, como discípulos disciplinados de las leyes de Murphy.
La cumbre más importante de la biodiversidad en el mundo congregó a líderes, expertos y ciudadanos de todas las latitudes.
Fue un encuentro que pasa a la historia de las COP o Conferencia de las Partes, como uno de los más relevantes desde su primera versión en el año 1994, que fue celebrada en Nássau-Bahamas.
Pero, ¿qué tuvo de especial la COP16 que terminó el pasado primero de noviembre, en medio de una jornada histórica? La respuesta es Cali.
Apocas horas de marcar el cierre de la cumbre de biodiversidad de las Naciones Unidas (COP16) en Colombia, la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, entrega su balance de la cumbre. La mandataria habló con EL TIEMPO de lo alcanzado en términos de recursos obtenidos e inversión en la región.
Kensaku Nishihara viste una camiseta, en la que en inglés se lee salvar el planeta. No es para menos que este japonés sienta fascinación y respeto por el medioambiente. Vive en medio de la naturaleza por los ríos Naka y Edo. Su ciudad, Misato, pertenece a la prefactura de Saitama, en la isla de Honshu, la más grande y poblada del país asiático.
"Un factor clave anticipativo fue la cápsula de inteligencia policial, desplegada en la ciudad antes y durante el evento de la Cop16, lo cual permitió establecer y hacer seguimiento a 39 alertas de inteligencia sobre posibles afectaciones a la Fuerza Pública, población civil, infraestructura crítica y las actividades desarrolladas en el marco del evento, información vital obtenida con la colaboración de la comunidad y el despliegue de la línea contra el crimen 314 3587212".
