Dos informes publicados recientemente señalan que el secreto podría estar en quienes llevan décadas conviviendo con los bosques: los indígenas y las comunidades locales.

Mientras el presidente Juan Manuel Santos ampliaba a 4’268.095 hectáreas el Parque Nacional Chiribiquete, la organización Global Forest Watch hacía públicas las cifras de deforestación mundial para 2017. El informe reveló que el año pasado se deforestaron casi 15,7 millones de hectáreas de árboles en todo el mundo, convirtiéndolo así en el segundo peor año para las selvas, sólo superado por el 2016.