En la COP16, se propone que países biodiversos como Colombia puedan saldar su deuda externa mediante acciones climáticas que mitiguen el cambio climático. El presidente Petro sugiere al Norte global esta "negociación de deuda por clima", lo que implica conservar ecosistemas como el Amazonas y el Chocó. Aunque la idea parece ética, surgen riesgos y preguntas: ¿cómo afectará esto la soberanía nacional y la participación de comunidades ancestrales? ¿Qué derechos obtendrán organismos como el FMI y BM? Además, preocupa la posible presencia de biopiratería y conflictos con actores ilegales en estas regiones. Colombia deberá definir sus compromisos y acciones climáticas específicas y, si la propuesta avanza, plantear qué sucederá con los fondos destinados al pago de deuda.