Sin reducciones profundas, rápidas y sostenidas en las tendencias actuales de quema de combustibles fósiles y de deforestación el calentamiento de la superficie del planeta llegaría, con bastante certeza, al límite de incremento de 1.5 grados en 2030. Un niño que nazca hoy vivirá su vejez en un planeta entre 2 y 4 grados más caliente dependiendo de las acciones que tomemos. En ese planeta, la severidad, duración y frecuencia de eventos climáticos extremos, como las inundaciones, las olas de calor, las sequías, solo se incrementarán haciendo que los costos de mantenimiento y reconstrucción de infraestructura urbana aumenten, así como los costos de reubicación y atención de comunidades afectadas.