El charco de agua burbujeante de 700 metros de ancho en el Mar Báltico causado por la ruptura de los gasoductos Nord Stream apunta a un desastre climático.

Es la más visible de las tres grandes fugas de gas que emanan de los oleoductos que conectan Rusia con Europa. Alemania estimó que unas 300.000 toneladas métricas de metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, ingresaron a la atmósfera como resultado de las emisiones.