El proyecto reduce, de manera gradual, en un plazo de cinco años, las horas laborales de 48 a 42 horas a la semana. La propuesta se promovió como una forma de lograr que los trabajadores tengan mayor tiempo para el descanso y para compartir con sus familias, lo cual beneficiará a las empresas, pues un empleado motivado y feliz será más productivo. Sin embargo, los empresarios han expresado su inconformidad con esta disposición, pues consideran que habrá un impacto negativo en la productividad, en especial para los negocios que operan por turnos.