Las pilas y baterías contienen metales pesados, elementos químicos que, por su alto peso molecular, no se pueden destruir por procesos biodegradables en la naturaleza, lo que significa que si una vez son utilizadas, al ser desechadas en los rellenos sanitarios, permanecen en él por tiempo indefinido.

Por ejemplo, las pilas tienen un alto contenido de mercurio y cuando por descuido llega a una fuente natural de agua, contaminan todos los seres vivos en ella, incluidos los seres humanos que pueden consumir esa agua o peces. Esto puede producir enfermedades mortales y malformaciones fetales.