Cuando el río suena - Opinión - ELTIEMPO COM
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Descripción
Muchas veces el río suena, y nadie lo quiere oír. El rugido de las aguas anuncia crecientes de piedra y lodo, pero la gente se queda en su casa. Otros, como el párroco de Armero, ven las fumarolas y los estertores del volcán, y convencen a los fieles de que orar es suficiente. La gente duerme tranquila con la seguridad de que las murallas detendrán el tsunami.