Opinión - Infamia, columna de Gloria Arias Nieto, EL ESPECTADOR COM
Descripción
Dannna Lizeth tenía 16 años, dos manos, dos piernas, un celular con WhatsApp y toda la voluntad para estudiar; tanto, que se fue de abuelo en tío y de vereda en vereda buscando internet para no perder su escuela virtual. El 20 de noviembre se conectó por última vez. Los profesores dieron la alerta, porque en la región el tema de reclutamiento de menores de edad se ha vuelto el veneno de cada día. Resolver estos casos se toma en promedio dos años. Muchas veces las respuestas llegan cuando el niño reclutado lleva un tiempo durmiendo para siempre en el cementerio del pueblo. Cuando su padre volvió a ver a Danna Lizeth, el cuerpo había sido mutilado por las bombas arrojadas el 2 de marzo por las Fuerzas Militares, y su vida, toda, estaba muerta.